En la foto, Hillary imitando a una de las muñecas hinchables de Bill. La pobre no sabe qué hacer para que su marido la encuentre sexy.
Todos sabemos que las elecciones las ganará Obama. El tipo tiene toda una mitología detrás. Obama no sale con discursos de «hermanos negros» a lo Spike Lee. Es como el esclavo que dice con una sonrisa:
-Señorita Escarlata, el baño ya está listo.
Obama es a la política lo que el gran Bill Cosby al humor: pasa por blanco con toda tranquilidad. Por eso ganará. Detrás de él, el mito del hombre que se hizo a si mismo y que no guarda rencor. ( ¿me estás leyendo, Acebes? 🙂
Hillary en cambio no tiene ningún mito que la sustente. Al contrario, el apoyo de Bill Clinton puede ser perjudicial. Todos sabemos que cuando haya que negociar algo, su marido será el primero en bajarse los pantalones.
Algunos votan a Hillary diciendo:
-Pobrecilla, su matrimonio fue un desastre.
Y los machotes piensan: Una mujer que no pone firme a su marido, no puede poner firme a un país.
Hillary tendría que haber cogido a los niños, meterlos en un coche, largarse de casa y buscarse un curro de camarera como Erin Brokovich. Seguir al mito (la Madre Coraje) en lugar de seguir a la pasta. Obama tiene un mito potente detrás. Hillary perdió su oportunidad de tenerlo. Quiso ahorrarse el esfuerzo. Pensó igual que Monica Lewinsky cuando era una becaria: ¿Para qué vas a empezar desde abajo cuando puedes empezar de rodillas?
Y por eso perderá.
Cositas buenas 