Ya en serio, escribir es una aventura incierta y adictiva, una pasión que puede llevarte al desastre. Pero “El hijo de la vid” me ha traído muchas cositas buenas. Me ha permitido conocer personas y paisajes extraordinarios, hablar con valientes, desafiarme a mí mismo en una empresa novedosa.
He pasado días a kilómetros de casa, en un mundo nuevo y apasionante como el del Rioja. He buceado en la Historia y he soñado con unos personajes para conseguir que el lector también sueñe. Me ha permitido releer la literatura del siglo XIX y llegar a conclusiones muy sugestivas. Muchos me han brindado su ayuda desinteresada. Esta obra no solo ha ampliado mi conciencia, sino que me ha acercado al niño que fui, y a las aventuras que me habría gustado vivir cuando no tenía más que quince años.
Ayer dimos la rueda de prensa para presentarla. Aquí abajo una entrevista aparecida en el diario La Rioja.
La Consejería de Turismo del Gobierno de La Rioja ha presentado el proyecto de publicación de la novela El hijo de la vid (Temas de Hoy) de Carlos Clavijo, que saldrá a la venta el 23 de febrero. La obra narra la historia de un emprendedor en la industria del Rioja, razón por la que se va a hacer «una campaña específica de promoción de La Rioja junto al libro», declaró Aránzazu Vallejo.
-¿Cómo se le ocurre a un malagueño contar una historia ambientada en el mundo del vino Rioja?
-Viene de diez años atrás. Tenía muchas ganas de contar la historia de un emprendedor. Cuando hice un documental sobre Barreiros me impactó que un tipo nacido en 1900 y pico y que casi no sabía leer ni escribir, fabricara un motor. En España ha habido gente así y solo me faltaba encontrar el lugar. Entonces pensé que La Rioja es el escenario ideal.
-¿Por qué hasta ahora la literatura no ha tenido el vino como argumento principal, mientras que el cine ya había utilizado?
-Hay más información ahora porque es un mundo complicado de tratar y transmitir si no estás metido en él. Hablar de los colores y los aromas del vino puede resultar snob. Los autores se sienten atraídos por temas llamativos como este, pero lo complicado es hacer una novela agraria (porque somos un país agrario). Los americanos han hecho películas sobre cowboys y nosotros no hemos sabido contar historias sobre cómo ha sido nuestro modo de vida hasta hace bien poco. Por lecturas llegué a la conclusión de hacer un western español. Imagino que los escritores españoles han sido más urbanos y, quizá porque no lo han vivido, no se sienten atraídos por el mundo rural.
-¿Ha suscitado envidia entre los escritores españoles que haya iniciado la veda un escritor estadounidense como Noah Gordon?
-A nosotros nos dejó descolocados cuando publicó La bodega porque teníamos el proyecto arrancado. Nosotros empezamos antes pero tuvimos que parar y leer esa novela para ver si había puntos en común. Y no los había. Creo que Noah Gordon perdió la oportunidad de ambientar su novela en La Rioja.
-Aún así, El hijo de la vid no va a ser la primera novela que recree la industria del Rioja, aunque por poco. Hace escasamente un mes Gonzalo Gómez Alcántara publicó El hijo de la filoxera.
-Me informaron cuando tenía mi novela casi terminada. Es que es un contexto muy interesante porque la filoxera provocó que el medio de vida de la gente se fuera a pique.
-¿Ha sido compleja la documentación para escribir la novela?
-Ha sido un proceso de tres años muy exhausto. La novela incluirá bibliografía. A pesar de internet, para cualquiera es difícil escribir algo del siglo XVIII o del XIX, cuesta meterse en el papel de un personaje que tiene que bajarse del caballo para que el animal beba agua en un río.
-También ha recibido asesoramiento económico e histórico para que su obra sea más realista.
-Iñigo González Inchaurraga, que ha escrito la novela El Marqués que reflotó el Rioja, ha trabajado muchos años en ese aspecto económico del vino de Rioja y me ha asesorado, por ejemplo, sobre cómo podría ser una bodega en el 1925. Pero antes yo ya había hecho un trabajo previo. He llamado mucho a bodegueros como Alicia Rojas para consultar otras cosas y, de hecho, hay anécdotas que les han pasado realmente a bodegueros riojanos.
-A pesar de contar con localidades tan ligadas al vino en La Rioja como Haro, San Vicente de la Sonsierra o San Asensio, ¿por qué ha inventado la localidad de San Esteban como escenario?
-Quería que la novela fuera una síntesis de la historia de La Rioja, y si me vinculaba muy en concreto a una localidad perdería cosas muy interesantes de otras o faltaría a la verdad. Y no quería hacer eso. Ser riguroso y no faltar a la verdad es un proceso complicado.
-¿Podría resumir su novela para invitar al lector a leerla?
-Es la historia de un hombre que quiere cumplir sus sueños y progresar después de sufrir un naufragio. Está ambientada en el mundo del vino, en el difícil siglo XIX.