Creo que esta escena simboliza claramente lo que significa trabajar en el audiovisual español. Imaginad que los de la trinchera son guionistas y técnicos de un programa. Que se les manda a combatir sabiendo que van a morir. Que no ha habido tiempo para hacerlo bien, ni dinero para pagar a los mejores. Imaginad sus caras de pánico al saber que pueden quedarse sin curro porque las estadísticas dicen que 3 de cada 4 programas se estrellan.
En la escena anterior los mariscales de las cadenas han dicho que el 87% no regresará vivo. Sin embargo, hay que enviar a las tropas al matadero esperando a que ocurra el milagro.
Se ha hablado mucho sobre el veto de algunos blogueros a la entrevista de Julián Muñoz en Tele5. Yo tengo opiniones encontradas. Para empezar, creo que no hay que cambiar la mentalidad de las cadenas. Trabajar en televisión en España suele ser lo más parecido a achicar agua de la cubierta del Titanic. La gente se desloma por hacer series que el público rechaza. Solución: IMPORTEMOS AL PUBLICO. Gente despierta, que lea 4 libros al mes y hable 7 idiomas. Nos bastaría con unos 2 millones. Quizás podríamos producir series para el millón de nórdicos que viven en nuestro país. Y hablar de costumbres noruegas más modernas, como la sauna o la felación en grupo.
Gracias a ello, el clásico bar donde transcurre la acción de nuestras series desaparecerá. Irás a la cadena de televisión y el ejecutivo te dirá:
-Que todo ocurra en una biblioteca. Ya sabes que nuestro público se siente muy identificado con las bibliotecas.
Con respecto a la entrevista con Cachuli, mi única pega es el precio. Pero veo bien que se haga, entre otras cosas porque todo relato debe tener un clímax final. También porque me gustaría conocer con pelos y señales, cómo eran los bis a bis con la Pantoja y si se traía a alguna amiga
El formato ideal del evento debería ser «Tengo una pregunta para usted», una especie de masterclass donde los ciudadanos pudiéramos nutrirnos de la astucia de este hombre. En tiempos de crisis, son muchas las cuestiones que debemos resolver. Por 350.000 eu el señor Cachuli debería ponernos al corriente de su know how: ¿cómo se pagan las comisiones? ¿cuál es la mejor forma de recalificar un terreno?, ¿en qué paraíso se lava mejor la pasta, en Gibraltar o en Andorra? En resumen, veo bien que se haga la entrevista siempre que la información que saquemos de ella sea de verdadero servicio público.
Yo espero mucho de la cumbre del G 20. Los asistentes tienen toda mi confianza. Un presidente italiano que canta baladas, un ex alcoholico belicista, una monja alemana, un presidente español conocido por su capacidad de concisión…Sin duda, lo mejorcito que ha podido reunir la especie humana en el año 2008. Es una pena que los hermanos Marx ya no estén entre nosotros porque hecho en falta a Harpo tocando el arpa, ¿vosotros no?
Además, todo apunta a que el evento está bien pensado. Cada presidente tendrá que exponer su plan en ocho minutos. En mi opinión, una clara muestra de sentido común. Hablando menos llegaran antes al banquete.
Pero quizás salvar al capitalismo en ocho minutos sea demasiado tiempo. ¿Es que no se puede hacer en menos? ¿cuanto capitalismo se puede salvar en 4 minutos? ¿Y en 6? Quizás pensaron salvar el capitalismo en 10 minutos, pero a última hora decidieron recortar 2 minutos para que algunos países se jodieran.
Lo único que le falta a esta cumbre es una canción horterilla de Elton John y que Angelina Jolie se ofrezca para adoptar a los niños que sobran en el planeta. ¿A qué está esperando esta mujer?
Cuando mi amigo Hahmed vio la Cúpula de Barceló me preguntó qué la diferenciaba de las cuevas de Bora Bora.
-El color y el precio del Titanlux- le dije.
Mi amigo quiso saber por qué la ONU se gastaba 20 millones de Euros en decorar una entrada de un edificio pudiendo ir a IKEA y comprar dos macetas y tres sofás resultones por cuatro perras. Además, tienen una oferta para cenar. «A partir de las 17:00 horas, toma 10 albóndigas suecas por sólo €1»
No sé si lo sabían, pero desde esta madrugada, el mundo será distinto. La CIA dejará de existir. El FMI cerrará sus instalaciones para dejar paso a una ludoteca. Los banqueros regalarán billetes y los dueños de las empresas le pedirán a sus empleados que abandonen el transporte público y que vayan al curro en cómodos taxis pagados por la compañía. Es un nuevo amanecer. ¡Oh, alabado sea el señor!
No me emocionaba tanto en una madrugada desde que Ladi Di, la Reina de Corazones, falleció dejando huérfanos a millones de estúpidos. Aquellos momentos pasaron a la historia como un acto de cretinismo colectivo. Personalmente, pienso que fue una lástima que quienes firmaron en el libro de condolencias de Lady Di, no dejaran también sus datos completos. Ahora podríamos saber donde viven para apedrearles. Al cursi de Elton John el primero.
Así que disfrutemos del momento y abracémonos. La peli de Obama acaba con final feliz. Quizás dentro de unos meses nos acordemos de quienes le votaron, y entonces sintamos ganas de apedrearles. Mientras tanto, disfrutemos de estas ilusiones colectivas antes de que se agoten. En el fondo, Obama se lo debe todo a la serie 24, que es la que ha hecho creible la figura de un presidente negro.
Cositas buenas 
